La impresencia es aquello que no es representable con palabras. No es la ausencia, no es la invisibilidad ni la falta: se trata de lo que es imposible pensar, lo que carece de forma. En este libro —compuesto por dos novelas breves—, las autoras desentrañan la vida de personajes que habitan en ese borde de lo innombrable que es la impresencia, siempre a punto de desaparecer bajo el peso de la violencia, de la indiferencia, del fantasmagórico ideal femenino.
En Espiral, Alisma de León explora con una prosa desnuda la debacle íntima de un matrimonio que se agita en sus cimientos cuando una mujer enigmática se vuelve amiga de la protagonista y remueve los pilares en los que ha fundado su historia personal: la maternidad y la fidelidad.
Así empiezan los finales, de Catalina Kühne Peimbert, toma otro camino: el de la fantasía abyecta como único escape a la crueldad cotidiana. La protagonista de esta historia, una recién casada que descubre la naturaleza violenta de su esposo, encuentra en el silencio el reverso necesario de la palabrería amorosa, de la que están hechas los nefastos ideales familiares que, a pesar nuestro, nos conforman.
Las autoras de estas dos novelas han construido universos compactos, intimistas, que desarticulan sin rodeos las desdichadas secuelas de nuestra educación sentimental.