¿Qué puede encontrar una persona en el pozo de su memoria? Elisa toma aire y decide asomarse a él. Son los años noventas y una ciudad caótica la aprieta hasta la asfixia. Elisa corre, Elisa grita, pocos la escuchan. Acaso esta historia sea otro grito más para que tú, lector, la mires a los ojos mientras las palabras te atrapan en su torbellino.
Sin freno, una Elisa adolescente avanza hacia la vida adulta. Armada de cigarros y poesía, deberá enfrentarse a su inexperiencia. Aprenderá que hay hombres que maltratan, otros que abrazan. En ocasiones ambas. Descubrirá que la sangre no hace familia y que el heroísmo de las personas es algo fugaz.
En medio de la vorágine, la casa de los jacintos puede ser ese lugar que todos conocemos, donde podemos sentarnos a contemplar la vida antes de continuar. Ese lugar donde la poesía se encuentra en el rostro de un niño que nos devuelve un poco de humanidad, o en las arrugas de un anciano que nos tiende la mano cuando todos los demás nos sueltan al vacío.
En esta novela, Laura Rojas nos lleva con agilidad por la dura travesía de una mujer que va haciéndose fuerte a golpes de vida, sin más sabiduría que la experiencia propia y tomando como balsa de rescate al arte de las palabras y el sonido. Si la memoria es un pozo en donde podemos asfixiarnos de sombra, Laura Rojas nos muestra que también hay grietas por donde gotea la luz de la música y la poesía.
Gustavo Ramírez (San Luis Potosí, enero 2020)