A finales de los años 50, Diane Di Prima formó parte de una de las mayores revueltas en contra de las tradiciones patriarcales en Estados Unidos. Su huella ha quedado fuertemente grabada en la cultura norteamericana. Poeta, artista visual y activista, precursora de la segunda ola del feminismo que buscaba la igualdad de la mujer en la sexualidad, el trabajo, la familia, el arte y los espacios públicos.
Di Prima escribe sus Memorias en 1968, a los 34 años, una vez que se ha mudado a San Francisco y se ha convertido en madre. El relato narra el proceso de maduración de su vida como escritora […] en una época que representa un momento de gran ruptura e independencia porque algunas mujeres estadounidenses blancas empezaron a vivir fuera de casa, pero esta vez no instigadas por el matrimonio, la crianza o el sueño de ir a la universidad, sino a fin de explorar distintos modos de ser, experimentar la vida, y muy particularmente su sexualidad.
Memorias de una beatnik puede verse como la contraparte de En el camino de Kerouac […] Hay que tener en cuenta, no obstante, que el relato de Di Prima es anterior a la segunda ola del feminismo estadounidense, a la contracultura de los años sesenta, la psicodelia, el rock, e incluso al fenómeno beat. Su contundencia radica en que nos permite ver su lucha por dejar de ser el objeto de representación del deseo masculino, romper con el confinamiento a los espacios domésticos, acabar con la división sexual y los privilegios masculinos y, en este proceso de formación como escritora, convertirse en precursora de todas estas demandas.
Rubén Medina