La sorda corriente de conciencia y de discurso que se despliega en las páginas de la Bitácora extraterrestre se irisa y se intensifica por medio de un amplio vocabulario, uno de los rasgos más notorios de este ávido testimonio: una hipótesis de trabajo artístico con el lenguaje que es un poema que es un documento metafísico que es una cábala de una versión desgarrada del porvenir.
Este libro es una derivación a partir de los postulados elementales de la ciencia-ficción, pero con las formas insólitas de la poesía genuina; no dependientes principalmente del impulso narrativo.
Bitácora extraterrestre es un libro romántico; no nada más por la apelación a un “amor”, “mi amor”, que aparece en sus páginas —¿cuándo se ha tratado únicamente del amor en el romanticismo genuino?—; sino por su visión del lenguaje y de sus posibilidades.
David Huerta