Áspera y poderosa, sublime y desasosegante, La vida a tientas, la primera novela del escritor chihuahuense Raúl Manríquez, narra los constantes engaños a que están expuestos los indios tarahumaras. Lejos del dilema entre aferrarse a sus tradiciones y adaptarse a la vida mexicana, está su degradación espiritual y su postración inevitable; su ingreso al narcotráfico representa acaso la única alternativa posible de dignidad social y humana. Pero la propuesta estética de Manríquez rebasa el mero encuandre sociológico. Su abordaje es introspectivo y la sospecha, como elemento dramático, dota a su narración de un matiz sugestivo, siempre creciente, capaz de exhibir las certidumbres del alma indígena, así como su resignación ante lo inmodificable. Los ideales se desvanecen ante el embate de las circunstancias, sin que por ello quede suprimido todo afán de redención. La vida a tientas es un atisbo frenético que mella, pero también expande, el conocimiento sensible del que está impregnada la cultura tarahumara. Se trata de una novela llena de vitalidad y sabiduría.
Daniel Sada