En cuanto se consumó la independencia en 1821, surgió un desacuerdo entre los mexicanos con relación a quién debía atribuirse
esta proeza, ¿a Hidalgo o a Iturbide? y ¿cuál era la fecha del nacimiento de la nación, el 16 o el 27 de septiembre? Desde entonces, los gobiernos y los historiadores de filiación liberal se encargaron de proyectar al cura de Dolores como el único autor, y la primera fecha como el día en que se logró la emancipación. Las administraciones moderadas y los católicos trataron de corregir este error, exhibiendo sus argumentos para demostrar que fue Iturbide, quien obtuvo la independencia de la Nueva España y, por consiguiente, el 27 de este mes era el día en que debía conmemorarse.
En cada uno de estos aniversarios se pronunciaron sermones y discursos patrióticos destinados, cada uno, a reconocer a Hidalgo o a Iturbide como el padre de la nación mexicana. Las oraciones cívicas del 16 de septiembre han sido rescatadas por algunos historiadores, pero no se ocuparon de las del 27, seguramente para no ser identificados como conservadores o iturbidistas. A casi 200 años de haberse consumado la independencia, es necesario superar esos prejuicios que heredó la historiografía liberal para reconciliarnos con el pasado y no seguir entrampados en las desgastantes discusiones decimonónicas. Las dos alocuciones mencionadas son útiles para ayudar a comprender cómo se fueron construyendo las bases de la identidad histórica de los mexicanos.
Ante la proximidad del bicentenario de la consumación de la independencia en 2021, es necesario dar a conocer los discursos patrióticos pronunciados cada 27 de septiembre para que el lector tenga acceso a los argumentos utilizados por los oradores con el fin de que los mexicanos se dieran cuenta de que los liberales habían distorsionado esta parte de la historia de México, y para que libres de esos prejuicios, reconocieran a Iturbide como el libertador, sin desconocer a Hidalgo como el iniciador del movimiento emancipador.