Durante un caluroso periodo vacacional, Mariana, la extraña protagonista de esta historia, en amoroso agradecimiento a su pareja, promete entregarlo un regalo que este nunca podrá olvidar. Viajan a la costa y, al poco de arribar, comienzan a ocurrir toda clase de situaciones extraordinarias, oníricas, terroríficas y anómalas. Las escenas de pesadilla se suceden unas a otras, casi sin descanso, e incluyen asesinatos, secuestros de naturaleza erótica y actos de brujería. Y todo puede ser cierto, o quizá no, y ocurrir realmente, o formar parte de una increíble, como improbable, puesta en escena.
Domingo de Resurrección transcurre en el tiempo de la Semana Santa, pero también en el de Ferragosto italiano; en una costa mexicana, pero también al norte -que bien podría estar al sur- de España; en una geografía pero, a la vez, en una pintura o en la diégesis cinematográfica. Es la catábasis griega, un viaje desde el interior hacia la costa, pero también el descensus ad Inferos. Es, en suma, un thriller psicodélico, erótico y salvaje, tan apabullante como asombroso.
