Llega el libro que atesora la huella en el camino de un bardo sin amada que reposa su amor. Fernando Corona es la pluma, la letra viva, que atesora en cincuenta sonetos su carga espiritual más honda. Como un pez en el agua se desliza en estos versos, son suyos, lo iluminan cuando marca «un palpitar de tinta y hueso»
El autor inicia el paso del amante -«hay un dolor que me revienta el alma-». El endecasílabo, con su sencilla y clásica perfección, es tan sólo su voz que se desnuda. El lector se identifica con el verso amigo, ardiente soplo; camina junto al cantor, reconoce soledades, enumera sueño, sigue a su lado y carga sus fracasos.
Fernando Corona, no obstante su juventud, de México y de nuestra América, es un profesional a toda prueba, un profundo conocedor de la palabra, un continuador de la mejor tradición de nuestros pueblos.
Fragmento del prólogo.
Juanita Conejero