En todo el territorio mexicano, en pleno siglo XXI, miles de familias buscan con sus propios recursos a su seres queridos desaparecidos por la acción de grupos criminales o, también, por agentes del estado. En este contexto, Aroma da cuenta de las labores de búsqueda de siete mujeres que conforman un grupo de rastreadoras en Sinaloa. Equipadas con palas y varillas, casi exclusivamente, acumulan conocimiento empírico sobre el terreno, clasifican muestras de tierra por aroma, color, textura. Y así van identificando los lugares donde es posible encontrar restos humanos: cuerpos, o bien, fragmentos minúsculos; a veces alguna prenda u otras pertenencias. Les llaman Tesoros a aquellos a quienes buscan, y reconocen que buscar a todos es buscar al propio. Poco a poco afloran en las relaciones entre los personajes de esta obra de teatro los estragos a nivel individual, familiar y social que tiene la desaparición forzada de personas, su dimensión de profundo trauma colectivo y la urgencia de una respuesta también colectiva basada en reconocernos igualmente vulnerables ante la pérdida.