Desde los tiempos bíblicos los vínculos entre hijos y padres han sido en extremo tortuosos. Aun si por lo general se cree que se sustentan en el llamado de la sangre, los años de convivencia —o de la falta de esta— suelen producir roces, accidentes, envidias, imposiciones, resentimientos y rencores, tanto como acercamientos entrañables, orgullos y complicidades. ¿Qué es un hijo?, parecen preguntarse los progenitores en los relatos de este libro. ¿Cómo debo proceder con él a fin de convertirlo en mi imagen y semejanza? Mientras que los vástagos contemplan a quienes les dieron la existencia oscilando entre la admiración y el repudio, entre el juicio severo y el cariño incondicional.
Hiram Ruvalcaba aborda en estas páginas uno de los temas eternos de la naturaleza humana, y lo hace con el pulso firme, el instinto y la precisión de un cuentista consumado. El desarrollo de sus historias, los estudios psicológicos de los personajes, lo remates contundentes, sus estrategias narrativas resultan extraordinarias. Cada una de las piezas que integran Padres sin hijos explora un plano diferente de la paternidad hasta conformar un universo trágico en el que, gracias a la magia del lenguaje literario, los lectores acabarán reconociendo sin remedio algún aspecto de sus propias relaciones paterno-filiales.
Con Padres sin hijos, Hiram Ruvalcaba obtuvo el Premio José Alvarado de Cuento 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Quien se adentre en él advertirá, desde las primeras páginas, que se halla ante la obra de uno de los narradores jóvenes mejor dotados para el género.
Eduardo Antonio Parra