Lo mejor de vivir en donde vivimos es que tenemos la mejor vista. A veces saco mi colchoneta y me tumbo en el techo de la casa y ahí me duermo. Desde ahí puedo observar la ciudad de noche: las luces inmóviles y las pasajeras se mueven por las avenidas como sangre en las venas de un animal viejísimo. A veces, pienso, somo eso: luces que se mueven un ratito sobre una avenida ancha y de pierden en la noche.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2021. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.