La caza del ciervo, Paul Bril
Cierro los ojos y está la jauría;
no escurre la ira de sus dientes,
tampoco ladra.
Dueños de su oficio, los perros
me rodean juguetones e indiferentes.
Las aves vuelan impasibles;
yo, como los conejos, huyo,
mas no podemos escapar
atados a la vulnerabilidad del suelo.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2015. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.