La lámpara (1946) es la segunda novela de Clarice Lispector y una de las menos comentadas, como si la crítica no supiera muy bien qué hacer con un texto que, como la lámpara que lleva por título, deslumbra hasta ofuscar y a la vez ilumina aspectos cruciales de la narrativa de Lispector.
Reducida a su núcleo esencial, La lámpara es la historia de un probable incesto -el de los hermanos Virgina y Daniel- y de una soledad segura, la de Virgina, que con su soledad construye todas las formas de lo real, las distorsiona, proyecta equívocos, se sitúa y nos sitúa ante la evidencia de la fragilidad de nuestra forma de relacionarnos con los demás y con el mundo. Porque la mirada de Virgina no hace concesiones y penetra hasta esos rincones del yo que los adultos convenimos en ocultar. Por eso, cuando llegue el sorprendente y rápido desenlace, todos comprenderemos que era el único posible.