La poeta Idea Vilariño y el novelista Juan Carlos Onetti vivieron una relación amorosa intensa marcada por la desolación, un amor febril, abatido, donde los besos fueron navajas luminosas y la sensualidad cuchillos de hielo.
César Arístides ofrece en estos versos cartas imaginadas que la poeta uruguaya redactó a su amado, hundida en la evocación triste y la pálida alucinación erótica. Epístolas escritas en las nubes, en la hierba, en licores y caricias trémulas; el propósito del poeta es dar una voz súbita a Vilariño para convocar a Onetti en estas misivas donde el recuerdo es una lluvia de versos delgados, enfermos, demacrados.
No volveré a tocarte (cartas de Idea Vilariño a Onetti) es una recreación lírica donde la voz de la mujer abandona su lecho luminoso para deambular entre la bruma, la pasión reseca, las caricias desesperadas: su deseo de hallar al hombre que trastoco su vida se convierte en el vuelo de un pájaro de cenizas cuya mirada es una luminosa melancolía.