Año 2020, Planeta Tierra. Lo que comenzó como una predicción se transformó en rumor; de ser la advertencia de un amenaza latente, en muy pocos días se metió como ladrón por las puertas de nuestros propios hogares, en los titulares de todos los medios de comunicación del mundo, y de ser una simple y dolorosa estadística, cada vez se acercó más a nuestro entorno cuando en las esquelas mortuarias comenzamos a reconocer los nombres y apellidos de personas que admiramos, conocimos y recordamos.
La pandemia y sus secuelas marcaron, y lo siguen haciendo, la piel de nuestro tiempo en el siglo XXI, y ahora se habla ya de una era postCovid y de una generación post-pandémica. De eso trata este libro, El Umbral. Bitácora de mi autoexilio, que retrata la "nueva normalidad", que no es nueva, ni es normal, que ahora estamos intentando discernir, y que nos dejó grandes lecciones de vida y muerte: nuestra arrogancia como la "supuesta especie superior" de este planeta que se vio doblegada por un conjunto de proteínas, por lo que prácticamente todas las construcciones de nuestra cultura y sociedad siguen sufriendo los estragos del enemigo microscópico e invisible.
En forma personale, como cronista de mi tiempo acostumbrado a escribir de temáticas relativas al espectáculo, la música, los medios de comunicación y el futurismo, he tenido que repensar en este libro mi narrativa y, de alguna manera, reconocer ese guiño de frivolidad que ahora descubro en mis anteriores textos.
Es por ello que no he querido dejar de narrar este umbral del tiempo (año que vivimos el temor invisible, pero cotidiano) y comparto ahora con ustedes esta Bitácora de un autoexilio que abrió en mi mente y en mi espíritu un Umbral en donde presente, el pasado y el futuro se conjungan para reflexionar lo que fuimos, lo que somos y lo que, sin lugar a dudas, seremos claro, si superamos los retos pandémicos.
Luis de Llano Macedo