David Baizabal nos ofrece una propuesta intimista en las cincuenta minificciones contenidas en El desamparo de la bestia. El autor no se inclina por el final explosivo, si no que busca con parsimonia la reacción emotiva a través de un lenguaje metafórico y un tono confesional: INDELEBLE / Hay un libro en mi estantería que siempre permanece cerrado y es el que, sin embargo, más disfruto: en la portada puedo leer todavía las impregnadas líneas de tu mano. Cada uno de los cuatro apartados agrega un matiz melancólico <> es un bestiario de bolsillo, juegos de prosopopeya en donde el reino animales símbolo de las vicisitudes humanas, <> es estampa de los miedos que habitan en nuestra vida cotidiana. En <> ironiza sobre el proceso de la creación literaria y la figura del autor: LITTERA DURA SED LITTERA / Evade el remordimiento: plagia con todas tus fuerzas. Y en <> recopila hechos que subraya el dolor de la orfandad amorosa, y sufrimiento del que no escapan ni las bestias: CONDENA / Mi epitafio será tu nombre. Con este libro, David Baizabal se adentra en la minificción desde la creación literaria, luego de brindarse a ella desde la academia y la crítica.