Cuatro extrañas mujeres recorrieron la colina del cerro de Guadalupe en la noche del 5 de mayo de 1862. Acompañadas por un anciano mozo y dos caballos, rebuscaron entre el silencio mortal y los quejidos de los moribundos. La sangrienta batalla librada por el Ejército de Oriente comandado por el general Ignacio Zaragoza y las huestes de Napoleón III a cargo del general Charles Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, anunció el inicio de una historia fascinante. No sería justo para la Heroica Ciudad de Puebla de los Ángeles y de Zaragoza omitir con el triunfo, la destrucción y la derrota durante la acción militar francesa entre el 16 de marzo y el 17 de mayo de 1863. En esos días de sitio se difundieron pasiones y el continuo fluir entre las realidades de cada uno de los moradores de la casa de la Estrella. Todas las balas son enemigas, y entre ellas, déjame acariciar tu rostro para que la memoria quede entre mis manos. Los personajes en sí mismos son Puebla, y Puebla es en cada uno de ellos. María Eugenia Bear Sanz nos divierte, nos entristece, nos inquita, nos presenta una historia dentro de la Historia. Déjame acariciar tu rostro, la quinta entrega de la autora, es una novela que nos muestra este tipo de amor que se enarbola con la bandera de la insensatez.