Jorge Chuey es uno de esos hombres que en la conjunción de sus apellidos lleva la huella nominal de lo diverso: dos o más razas, dos o más tradiciones lingüisticas y artísticas se fueron entrecruzando -en momentos únicos e interminables- para encarnarse en esta persona. Él se reconoce como “descendiente de la soldadesca revolucionaria (una rielera y un Juan), de mineros y de un campesino”. Asimismo, afirma que nació para ser maestro, y como tal ha de morir: ésa es la imagen que proyecta para quienes lo conocemos de cerca. “No sé hacer otra cosa, sólo dibujar y tratar de enseñar a dibujar”; “toda mi vida he dibujado, el dibujo ha estado
conmigo; si no tuviese al dibujo, no tendría nada”.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2012. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.