Si los compendios de mapas buscaron por mucho tiempo representar una imagen acabada del mundo, trazar un plano detallado, inmóvil, preciso, Tavares se propone en este Atlas lo contrario: mostrar una realidad siempre inacabada, maleable, inconsistente, y descreer como bandera, aproximarse a las cosas a partir de la duda, torcer los mapas mentales cotidianos. El mundo sigue siendo cada vez distinto y desconcertante, solo hace falta verlo, si es preciso, con “mirada diabólica”.
Atlas de cuerpo y la imaginación se compone de tres secciones principales: en la primera el lector podrá encontrar una serie de ensayos sobre la enfermedad, el miedo, la locura, la imaginación, la ciudad, en un cruce entre filosofía, arte, ciencia, arquitectura... que derivan de ideas de Wittgenstein, Hannah Arendt, Pina Bausch, Schopenhauer, Ernst Jünger, etc. En la segunda parte, de forma lateral, tenemos una serie de “mapas” o piezas visuales realizadas por el colectivo “Los Espacialistas”, que nos exhortan a reinventar nuestro concepto de espacio. Por último una zona de notas al margen que invitan a continuar la lectura fuera del libro.
El propio Tavares plantea:
“Me gusta la idea de que este libro sea leído del inicio al final o exactamente al contrario; o incluso por saltos, por fragmentos, capítulos o entradas y salidas rápidas. El lector entra donde y cuando quiere y sale también, claro, cuando y donde quiere (que un libro tenga muchas salidas de sí mismo, siempre me pareció sensato).”