“Es necesario resumir los diversos actos de un hombre para que las biografías no duren tanto tiempo como las vidas retratadas”. Bajo esta premisa de brevedad, y armado de la inagotable capacidad de fabulación que lo ha situado en poco tiempo como un autor de primera fila, Gonçalo M. Tavares altera la imagen que tenemos de los filósofos en estas Historias falsas. Vidas de pensadores caídos en tentación, maestros descarriados, malos alumnos. Todos encarnan la batalla ancestral entre poder y arte, entre poder y pensamiento, seducidos por el lado mundano y humano de la vida.
Escritores con una prosa acorde a su materia narrativa -el amor al conocimiento puesto en jaque por los altibajos de la vida terrena-, estos cuentos poseen el tono propio de las leyendas, un aire de sabiduría antigua, y el humor que los vuelve realmente contemporáneos. Gonçalo M. Tavares arroja la luz de la ficción que vuelve real todo aquello que anida en el corazón del hombre.
En la línea de las Vidas imaginarias de Schwob y la Historia universal de la infamia de Borges, Historias falsas es el botón de muestra que permite entender por qué José Saramago ha llegado a exclamar de este autor: “no tiene derecho a escribir tan bien a los treinta y cinco años, dan ganas de darle un puñetazo”.