Enciclopedia de la Literatura en México

Quiltras

«Con un oído prodigioso para decir, para captar los ritmos nativos, naturales, y las tensiones sutiles de lo que nos rodea, ella hace escribir por primera vez a quienes nunca habían escrito, de hecho, a las que ni siquiera habían hablado. La voz no es algo que alguien te da o te devuelve, la voz un día brota y grita, y por fin el resto escucha. Entonces se entona, se eleva, se proyecta y alcanza y contagia a las demás, como las de ese puñado de chicas que hablan en Quiltras (Tránsito Editorial, 2019), sólo mujeres de la clase media baja y bajísima, cuando el internet iba lento, los buses eran viejos como los televisores y en los botellones se bebía ron con naranja en vasos de plástico.

La experiencia de crecer para ellas será mirar por primera vez a la cara el fondo y retorcer el silencio hasta que salga un ruido, emanciparse de eso sin nombre que, pronto sabrán, las atraviesa como mujeres, como personas, y que es ya memoria colectiva. Aprenderán, entonces, “por qué vivíamos tan diferente si éramos de la misma familia”, como dice una de las primas de su primer cuento.

Las chicas de Quiltras tendrán que soportar que las encajonen en periferias, resentimiento social y rollos generacionales, referentes pop femeninos noventeros e imaginismo urbano marginal mediante. Pero su rebelión real habrá sido poner en marcha esta lengua de bestia, esa cadencia rota e irrecuperable del argot cotidiano del barrio empobrecido, que nombra y renombra, desde una falsa nostalgia, para dejar bien nítida la brecha de nuestros desencuentros. Son el tipo de cosas que sólo se aprenden en los bordes: saber cortar con filo las palabras cuando se ponen inútiles. O lo que hace Arelis con la realidad, dejar que esta la acompañe como una perra en el camino de regreso a casa hasta el paradero 20, como si fueran dos obreras amigas proletarias.» 

Gabriela Wiener

«Ternura. Algo que se ha dicho poco sobre los cuentos de Arelis Uribe: que, debajo de un vertiginoso timing para construir secuencias verbales, y de una ríspida tensión entre el asco y la alegría, y de su virtuosismo para politizar el pop, y de la erótica nostalgia de una Santiago de Chile femenina y millennial, y de una inusual habilidad para trazar retratos a mano alzada de protagonistas que padecen una doble o triple discriminación (ser mujer, ser joven, ser pobre) sin sucumbir al pathos fácil, late una rabiosa ternura que comprime y purifica lo narrado hasta conferirle la textura de la poesía. Desde su título, Quiltras (chula palabra del argot chileno que designa a las perras sin raza que vagabundean por la calle) es un derroche de oreja aplicada a los ruidos del barrio, a las hablas cibertribales y los corrillos de campus universitario, a la charla casual de la peda o el melodrama: rincones oscuros de la conciencia donde, cualquiera lo ha sentido, acecha siempre la espada de Damocles de la vergüenza y de la culpa. A diferencia de lo que sucede en la literatura salvapobres, casi siempre mesiánica e hipócrita, los personajes de Arelis no evaden el wanabismo anhelante de quienes nacimos en barrios de interés social o peores: la persecución de un lugar menos mierda donde vivir, y las heridas que nos infligen y que infligimos en esa búsqueda. Me parece una postura excepcional para hablar de la realidad latinoamericana desde una imaginación fresca». 

Julián Herbert

«Estos cuentos tratan de los bordes —edades, barrios, cuerpos que se buscan— y de la fijeza con que unas mujeres miran a otras. De cómo en esa mirada existe una complicidad, a veces difícil, y una necesidad de comprenderse y comprender a las demás que convierte cada acto de escritura en acto de amor. Aunque sea a destiempo, por cobardía, confusión o pereza —por las turbias cuentas pendientes de cada una—, recogeremos a la perra del descampado. En ese gesto las dos nos salvaremos». 

Marta Sanz

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2020. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.