El 6 de julio se vuelve una fecha emblemática para la democracia en México. Es el día en que por primera vez, en la historia actual de México, el viejo, rancio partido de estado, el PRI ―último partido de estado del mundo― pierde una elección nacional.
Después, consiguiendo las imprescindibles complicidades perpetrarían el latrocinio histórico que hizo padecer a los mexicanos el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
De cualquier manera, el año 88 es punto de referencia en el devenir histórico de la patria. Después de la defección práctica del PAN en el año 94, el 6 de julio vuelve a ser historia. En el año 97, por primera vez en este país, un partido de izquierda gana abrumadoramente una elección en la capital de México; la ciudad más grande del mundo, hacinedo frente al poderoso aparato estatal y sus inmensos recursos (compra del voto, acarreos, ratón loco, rasurado del padrón, carrusel, operación tamal, embarazo de urnas, intimidaciones, amenazas, e incluso agresiones además de otras lindezas); victoria que se establece como una de las hazañas más dignas de memoria en la lucha por la democracia en este país.
El trabajo era una fiesta (Memorias de campaña) constituye justamente la memoria de tal hazaña. Un entrañable documento de microhistoria en donde un grupo de viejos militantes de izquierda (de todas las izquierdas habidas), en reunión con un amplio conjunto de activistas ciudadanos ym (más aun) ciudadanas ―usando un mínimo de recursos materiales― cumplen la misión, verdadera hazaña, de imponerle una nítida derrota a las fuerzas locales del más longevo, poderoso y corrupto partido de estado que haya existido quizás en la historia mundial. Una muestra de valor ciudadano, de solidaridad, pundonor y lucha democrática recuperadas en esta serie de crónicas que hoy edita la Secretaría de Expresión y Acción Popular del Partido de la Revolución Democrática en Venustiano Carranza.