Holguín, Cuba. (4 de abril de 1973). Escritor, Fotógrafo y Poeta. Licenciado en Letras por la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, Cuba, 2001. Tiene en su haber diversos premios literarios: 1ra. Mención en el “Premio de Poesía Alfredo Torroella” (Casa de Cultura Rita Montaner, Guanabacoa, 2001), 3er Premio del Festival Nacional de la Radio Cubana (Radio Arte, Sancti Spíritus, 2002) y Premio Nacional de Poesía Erótica “Farraluque 2003” (Galería Fayad Jamís, Habana del Este, 2003), por sólo mencionar algunos. Viajó a la Ciudad de México en julio de 2003 por mediación de la Asociación Hermanos Saíz y del Ministerio de Cultura de Cuba. En la capital mexicana publicó en 3 Antologías Poéticas (Hasta Agotar la Existencia III, Edit. Resistencia, 2007, Antología Épica, Edit. Épica, 2008, y Calendario de la Luna, Edit. Resistencia, 2009) y dictó conferencias de Literatura en varios Consejos Populares Juveniles. Adrián Cancio hoy día reside en el Estado de Querétaro, México, y se dedica también a la Fotografía Artística junto a su esposa y fotógrafa mexicana; Angélica Menchaca. Es su primer libro individual y es un testimonio de su vida por su paso entre Cuba y México.
Cinco cuadernos conforman este poemario: Por el afán de vivir, Óleos viscerados, Sorbos de mar. Transeúnte y Escritos para Stephanie. Fueron trazados durante veinte años en dos países, Cuba. -lugar donde nació-, y México, -donde reside el poeta-. No son, sin embargo, independientes. cargan sobre su espalda la terca resistencia del genio artístico a sucumbir ante la realidad. Los une también la estructura de los poemas, en versos libres, la influencia notable de Vallejo, cierto tono agridulce que rechina de vez en cuando como un sable sobre una puerta de metal que no se abre para todos, como cuando denuncia en Teporocho: (...) Un fiel me habla de Dios ante su Biblia;/ le pido ayuda y me habla de Dios. / Tengo hambre y me habla de Dios. / Quiero beber y me habla de Dios. / Creo morir y me habla de Dios. (...)
Este no es un libro de poemas reunidos, aquí la poesía es la médula que condensa una historia: la de Stephanie y el poeta. El ritmo es intenso, apenas hay lugar para el silencio. Los poemas de Adrián Cancio rompen la rutina de la conciencia y desembocan fecundos en un nuevo horizonte.
Prólogo Nelson Jiménez Vivero