Este volumen nos acerca a la gran tradición literaria europea con textos de España, Francia, Alemania, Italia e Inglaterra. Comienza con “El Cantar del Mío Cid”; el castellano antiguo se aprecia de manera especial en “Jimena pide al rey que la despose con el Cid”; también en “El prisionero” y “El conde Arnaldos”.
A Shakespeare y a Cervantes se les considera pilares sobre los que descansan las lenguas inglesa y española, pero si Cervantes hace a sus personajes escuchar al otro, el gran mérito de Shakespeare es la interiorización del drama humano. En “El Rey Lear” somete a una prueba de amor a sus tres hijas y duda de la sinceridad de Cordelia; sin embargo, “Don Quijote” no duda nunca de su amor por Dulcinea y hace de este sentimiento el motor de sus aventuras.
El lector encontrara un vasto catálogo de las emociones humanas en “El juglar de Nuestra Señora”, en “De cómo San Francisco sanó a un leproso de cuerpo y alma”; en las óperas de Wagner, magistralmente resumidas en “Parsifal” y en “El buque fantasma”; también en la unión de “Hermann y Dorotea” y en “la Leyenda de Tristán e Isolda”.
Estas historias giran alrededor de tres temas: el amor, el poder y el fracaso. Así nos dice el texto anónimo que narra “La cruzada de los niños”: “No llegaron a Jerusalén pero Jerusalén llegó a ellos”.
Del amor quizá sea poco lo que pueda explicarse, porque al amor se llega amando, del mismo modo en que a la lectura se llega leyendo, sabiéndose derrotado de antemano, pero peleando siempre, con el ángel, cuerpo a cuerpo.