Cuaderno de apuntes, anecdotario, álbum de excentricidades, repertorio de rumores, la Historia estimable de estas tierras —obra que, a pesar de no haberse escrito, llega ahora a las manos del lector— cuenta, con una prosa culterana y caricaturesca, algunos episodios de la vida de un puñado de individuos que hicieron de su pueblo, sombra perdida en los delirios de un escritor menor, el mejor de los mundos posibles. Parodiando diversos géneros narrativos —el relato y la crónica, el cuento y la novela, el diario y la memoria—, el autor, difuminado en una tríada de estilos inconfundibles, nos entrega un libro anómalo que se inscribe en esa tradición literaria, un tanto opaca y subterránea, que incluye obras como La feria de Juan José Arreola, El imitador de voces de Thomas Bernhard y Hechos inquietantes de J. R. Wilcock.