En la novela como en el cuento, los personajes deben ser otros al final de la historia. En cada uno de los personajes de Gentario podemos precisar esto a través de anécdotas sencillas que no dejan de ser profundas: el cambio de actitud de un hombre al recibir la llamada de una niña; la insistencia de una mujer por escuchar que es atractiva; la curiosidad de una joven por conocer íntimamente a su escritor favorito.
Uno de los personajes de este libro se pregunta lo que parece ser la reflexión de Gentario: "¿No sería más bien la necesidad, la soledad que lo lleva a uno a inventarse cosas?". El engaño es un acto trivial en la vida diaria. ¿Cuántas veces nos hemos mentido a nosotros mismos? ¿Cuántas veces hemos sido nuestros propios enemigos? Ningún personaje de Gentario se escapa de la ironía y el engaño de sus propios actos.
Munguía se presenta, en este su primer libro, como un observador analítico de la vida cotidiana y no hace otra cosa que transformarla para delatar aquellas conductas difíciles de admitir a través de una variedad de personajes que almacenan una gama de contradicciones: se engañan a sí mismos por inseguridad, por miedo a sentirse cada vez más solos