En un contexto donde el silencia se vuelve angustiante, visibilizar es quizás una primera acción para combatir el olvido colectivo, porque a través del relato y la acción se inicia un proceso de memorialización pública, necesario en una sociedad que esconde sus males y sus muertos, carente de interlocutores confiables a quien recurrir. Los crímenes actuales forman una herida abierta desde la cual es imposible pensar el duelo colectivo. El cuerpo social mexicanos en un cuerpo acribillado que sufre la violencia y su estigmatización. ¿Serán las prácticas creativas de los artistas y los colectivos, basadas en la acción relacional con la sociedad civil, una contribución al trabajo de memoria, al implicar la visibilidad del trauma colectivo en el espacio público y un proceso de sensibilización social? Interactuar y visualizar puede ser un arma contra el silencio. La práctica artística despliega un “trabajo de memoria” que posibilita luchar contra el olvido, porque perturba, atormenta y opera, “trabaja”.
El trabajo de la visibilización de la violencia y sus consecuencias, es también el trabajo de grupos ciudadanos, vinculados con las familias de las víctimas, a las organizaciones sociales, y a todos los que quieran participar en estas iniciativas. Hacer colectivo este trabajo vinculándonos con aquellas personas que sufren de manera directa la violencia, quizás permitiría prácticas de rememembranza más integradoras y amplias. Los textos aquí reunidos, bajo el título Cuerpos memorables, están acotados por las circunstancias en que vivimos, pensamos y trabajamos. Los artistas e investigadores ejercen una práctica cuya posibilidad máxima, en lo relativo a la posibilidad de incidir socialmente, apunta la disposición para acompañar y aprender de aquellos que están poniendo directamente el cuerpo para defender la vida digna, después de perder y buscar a sus seres queridos.