El descubrimiento de un nuevo mundo –para los europeos– es el origen de la "modernidad" y el inicio de una globalización que, entre tanto, se ha precipitado e intensificado enormemente. En la época de los descubrimientos, Latinoamérica fue la "primera América". Fue la columna de los primeros reinos coloniales europeos y la intersección de grandiosas corrientes humanas y comerciales venidas desde cuatro continentes. Pero no sólo los "descubridores" europeos confeccionaron la historia de Latinoamérica sino también los habitantes originales, con quienes aquéllos trataron en ocasiones de modo pacífico, pero casi siempre de manera violenta, lo que es válido también para los numerosos africanos y asiáticos que fueron transportados a Latinoamérica como esclavos o que llegaron en busca de trabajo. Los ancestros de los grupos sociales que conoció Cristóbal Colón se habían establecido en aquellas tierras miles de años antes, habían desarrollado diversas formas de vida y así continuaron tras la Conquista, a pesar de los malos augurios que presagiaban su "desaparición”. Hoy, en la era de la nueva globalización y después de 200 años de independencia de muchos países de la región, Latinoamérica sigue siendo un foco y un laboratorio de desarrollo que se extiende más allá del continente.