Desde su primer libro, El imperio soy yo (Nula, 2007), Carlos Bortoni ha sido fiel a sus búsquedas y sus hallazgos. No por nada la crítica ha elogiado su mirada singular, su prosa de trazo imprevisible y el lenguaje funcional, sin encrucijadas ni andamiajes «posmodernos», que logra germinar una narrativa de sello personal. Lo cual se hace patente en las tres obras que ha publicado en Nitro/Press: la novela Perro viejo y cansado (2014), el cuento «No hace falta una razón» (Lados B, 2016) y la presente novela, obras donde ha ahondado en un tipo de vejez tozuda y descarnada, mezcla de impotencia y desprecio.
Situada en esa franja de tiempo cuando los viejos se unieron a los adolescentes para empacar las compras que los clientes realizaban en los supermercados, Dar las gracias no es suficiente nos presenta las estrategias que el Sr. González, un septuagenario con reumas en las manos, va aprendiendo por cuenta propia, aplicándolas a prueba-y-error, y contándonos las consecuencias con una rabia soterrada y un final explosivo.
«A cierta edad… sólo se puede dar lástima… y la lástima no es más que otro producto de intercambio. Por fortuna no la han patentado. Habrá que explotarla antes de que alguien la reclame como propia».