Nada que ver cuenta la historia de un pesimista crónico polígamo, drogadicto, semialcohólico y paranoico que un día gana un sorteo que le ofrece la oportunidad de llevar una vida suntuosa. En medio de las relaciones múltiples y paralelas que se establecen entre su grupo de amistades, Rodrigo —bajo la influencia de las lecturas de E.M. Cioran—va descubriéndose como "una puta que se hubiera quedado en un mundo sin aceras". Las historias cruzadas que constituyen el argumento de este vertiginoso relato hablan por un estilo de vida y una actitud ante el estado de las cosas muy común entre nuevos sectores de la sociedad mexicana. Las parejas treinteañeras, armónicamente inestables, desprovistas de asideros y consumidoras de la intensidad que pueblan estas páginas vienen a ser trasuntos de un estado de ánimo y de una condición humana comunes a muchos de los contemporáneos. Ligera, cínica y mordaz, la de este libro es una espléndida compañera de ruta de las histoias que nos han contado películas como Sólo con tu pareja y Sexo, pudor y lagrimas. Una ópera prima refrescante.