El oficio de escribir no es algo sencillo ni que se logre de la noche a la mañana, exige noches y días de trabajo; sentarse a escribir, sentarse a leer y que a veces, pase algo, que otras, no pase nada y aún así, se persista, se resista.
Los y las poetas cuyos poemas se encuentran concentrados en este Nido de poesía, segunda generación son un ejemplo de la resistencia a la hora de enfrentarse a la hoja en blanco y desafiarla, el primer paso para rebelarse contra la realidad, uno de los principios básicos de la escritura en cualquiera de sus géneros.
Estamos, pues, querido lector, ante once voces nuevas que dialogan con el amor, la soledad, sus historias y, asímismo, con la realidad para inventarse un propia, un nido del cual partir.
Zel Cabrera