Nuestros parientes huicholes dicen que los muertos se convierten en moscas; pero cuando mi abuelo murió, no encontré ninguna que zumbara las canciones que a él le gustaba tocar en la chirimía. Este día lo vistieron como si se fuera de viaje. Así dice la tradición. Y junto a él pusieron unas cuantas tortillas, unas monedas y un bule con agua, por si le hacían falta en el camino. Pero olvidaron poner su chirimía en la mortaja. Por la noche llegaron los zopilotes.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2005. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.