El 27 de noviembre de 1983 Jorge Ibargüengoitia abordó un avión que debía llevarlo a Madrid. Nunca volvió a casa; se mantuvo -afirma Jorge F. Hernández- en un viaje constante y eterno que Joy Laville, esposa del guanajuatense, interpretó e inmortalizó en muchas de sus pinturas. En Jorge en diez o doce pasos. Instrucciones para leer a Ibargüengoitia, Hernández repasa las relaciones entre el escritor y Guanajuato, taxistas mexicanos y parisinos, Boy Scouts, su madre y su tía y, por supuesto, Joy Laville, y cómo estas ayudaron a conformar el universo de Plan de Abajo y el estilo ácido que tanto distingue al escritor cuevanense.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2019. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
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