Las líneas a veces imaginarias que dividen a los países pueden ser reales e inequívocamente dolorosas cuando se encuentran separando las posibilidades de armonía entre sus pobladores. Un país rico junto a uno pobre, una ideología frente a otra, una religión diferente, un idioma o un color de piel. Esas distinciones han llevado a guerras, hambruna, dolor, sometimiento, locura, temor e inestabilidad.
El II Concurso Internacional de cuento breve Todos somos inmigrantes permitió la elaboración de este libro con sus cuentos finalistas, en ellos se ofrecen propuestas a veces punzantes que van desde la experiencia propia hasta la imaginación de un mundo mejor.
"La traila de Statesboro", de Rafael Espinoza Gómez el cuento ganador del Concurso abre de manera magistral esta imponente antología.