Muchos de los cuentos de esta antología son pequeñas epifanías que nos permiten hundirnos en su prosa para luego hacernos reflexionar acerca de la vida en las ciudades.
En estos Recuentos Urbanos, además de la mayor presencia de narradoras sobre narradores; aparece una representacióngeográfica curiosa. Muy variados los lugares en los cuales se han escrito los relatos, más algunas de las nacionalidades que supongo para sus autores, el objetivo parece centrarse en demostrar otro de los temas que entusiasma a ambas compiladoras: el carácter panhispánico de las manifestaciones culturales y literarias de los hispanohablantes. No sólo Guadalajara, Morelia, Puebla, Vistahermosa, Ciudad de México, sino Montevideo, La Paz, Madrid, Barcelona e incluso Bruselas, Montreal, Brisbane (Australia), Luton y Sheffield (Reino Unido) aparecen representados como lugares en donde se habla y se escribe el español, por oriundos de latitudes latinas, anglosajonas o europea. Guiños convincentes de que el español es una de las lenguas más importantes del planeta. (No podían faltar, sin embargo, pequeñas pero importantes referencias por la presencia de relatos traducidos del inglés y del catalán, para demostrar la contundencia de ambas lenguas dentro del microcosmos de las compiladoras).
En cuanto a formas y contenidos, estos Recuentos Urbanos presentan una variedad digna de tomarse en cuenta a la hora de hacer cualquier valoración crítica sobre el género narrativo breve.
Recuentos Urbanos resulta una completa antología en el cual se incluyen casi todas las posibles manifestaciones de las narraciones cortas: muestrario de los alcances formales y estilísticos a donde pueden llegar el cuento.