Resultado de una acuciosa investigación, este libro de Ana Cecilia Montiel no sólo reconstruye la biografía de una familia de impresores, sino también la actividad cultural y comercial de su imprenta en la esquina de Tacuba y Santo Domingo de la Ciudad de México, actividad que arrojó 800 títulos de 1803 a 1815.
Y es que esa esquina fue todo un referente en la vida diaria y cultural de la capital del virreinato. La ubicación de la imprenta estaba, por tanto, al alcance de los habitantes de la urbe más poblada de la América española: todos podían comprar estampas, devocionarios y vidas de santos; los clérigos encontrar sermonarios, manuales de sacramentos y libros de liturgia; los eruditos obtener textos de ciencia e historia, y los músicos adquirir sus instrumentos y partituras… Y así se podría caracterizar a otros muchos clientes que acudían a la imprenta-librería de los Jáuregui por la variedad de mercancías que ofrecía.
Pero si bien en esos años fue una imprenta sumamente conocida, poco sabíamos de ella; los escasos datos que se tenían eran repetidos una y otra vez por los interesados en la vida cultural de la Nueva España. Esta obra destaca entonces por desentrañar las razones y motivos de esta imprenta; los usos, alcances y consecuencias de sus productos. Nos acerca también a los factores que detonaron sus labores: la libertad proclamada y la guerra de independencia. Sus páginas develan el modus operandi de esos talleres que trabajaban con privilegios pero sometidos a la censura y obligados a obtener licencias. Este libro muestra además a quienes escribieron, en qué sentido lo hicieron y en función de qué factores. No se trata solamente del taller como taller, sino de la imprenta como expresión de un momento político-cultural, de la que también se desprendieron redes comerciales que dieron éxito al negocio. (Laura Suárez de la Torre).