La historia de las lenguas y la historia de las escrituras tienen un punto de encuentro privilegiado en los acervos documentales, ya que bibliotecas, hemerotecas y archivos, por sus mismas definiciones y funciones sociales, resguardan de manera “natural” la documentación que se ha ido generando en distintos lugares, a lo largo del tiempo, y que dan cuenta de la evolución de los sistemas de comunicación humana hablada y sus formas de registro visual. Las miradas vertidas sobre los documentos analizados en las contribuciones de este libro parten de distintos perfiles disciplinarios, pero devuelven una imagen integrada de la riqueza que se custodia en instituciones de México y el extranjero, de allí que este libro ofrece novedosas perspectivas sobre temas de memoria histórica y documental.