Del Virreinato a nuestros días, versos impertinentes e impenitentes contra la hipocresía, el mal humor, la falsa moral y la estupidez de los poderosos.
Sobreviviendo a proscripciones, desafiando la censura y transgrediendo normas morales y religiosas, la poesía mexicana de carácter lúbrico y procaz, así como la de tono epigramático y jocoso representan una parte importante y poco estudiada de la lírica nacional. Juan Domingo Argüelles recoge aquí una variada selección de piezas líricas que incluyen lo mismo sonetos, romances, dramas y sentencias, que albures, refranes, coplas y letreros de letrinas. Entre los antologados están autores de renombre, como Renato Leduc, Salvador Novo, José Juan Tablada y la mismísima sor Juana Inés de la Cruz. Pero también aparece el ingenio popular y anónimo que desde el doble sentido, la ocurrencia festiva o la procacidad liberadora nos habla del ser del mexicano y de la condición humana en general.