«Allí me quedé frente a la tumba sola del profesor Luigi hasta que se fuera el sol, sin cervezas pero junto a mis fantasmas (Esmeralda, Lola, mi abuela). Cuando ya el firmamento se puso rojo-sangre, cuando se puso rojo-puta, decidí irme. Y ya, me fui caminando hasta mi casa sin mirar atrás, como Carmencita. Estaba abastecido: en la refri había más cerveza. Bebí entonces. Y bebo ahora. Y no paro»
Novela de regusto agridulce, como una cerveza, Lagarto Rey es el desbocado, honesto y tragicómico recuento de las aventuras eróticas y etílicas de un músico condenado al éxito comercial y que parece vivir rodeado de fantasmas. Escrita con un lenguaje vertiginoso, conmovedora, brutal y tierna, esta novela de humor decadente es en realidad una inmersión en los múltiples significados del amor, en el dolor de la pérdida y también —a través de una abuela entrañable, una «prima» omnipresente y numerosas amantes— un homenaje a las mujeres
