Diario de lo deshabitado es un poemario escrito desde la incandescencia, desde la sangre amotinada, desde la raíz misma de la rabia y la desolación. Éste es un libro en pie de guerra, una casa en llamas, una expedición punitiva al corazón oscuro de la noche y la traición: “La palabra será daga/silencio y furia en el cuaderno./Diré el dolor sin ocultarlo/para que se haga humo y me abandone”. Patricia Ortiz Lozano, fina poeta de Aguascalientes, aprendió de Olga Orozco que la palabra poética es palabra de poder: poder para el conjuro y la disipación, poder de nombrar para que el hado funesto se haga humo. La poesía es entonces más que un desahogo: una ascesis y una redención, salvación por la palabra, elevación y no hundimiento. Con “bisturí de cuatro filos”, que dijera García Lorca, la autora disecciona el dolor y emprende el camino de la deconstrucción, el desmontaje de un amor que defeccionó de su vocación de luz y abrazó el engaño. En la casa del amor huido sólo quedan “las habitaciones sordas/el silencio cayendo por los muros”. Patricia Ortiz Lozano está ahí para mirar los restos del naufragio, para escribir con las palabras precisas y bellas de su poesía, este memorial del ultraje y el desahucio, del fracaso del amor y del olvido, este hermoso Diario de lo deshabitado que el lector tiene en sus manos.