Como género periodístico y literario, a la crónica le da por jugarle bromas pesadas a quien intenta definirla y encasillarla en el frasquito del cliché. Pocos géneros especializados tienen una primera impresión tan mentirosa. La única certidumbre es descreer de quien afirme conocerlas a la perfección. Bajo el estereotipo del esforzado y rudo yacen bestias interiores que cada cierto tiempo salen a la superficie en periódicos y revistas como textos híbridos entre el periodismo y la literatura. En Prét-à-porter. Crónicas a la medida, su autor, Gerson Gómez, se aferra a desnudar la marginalidad del viajante, pues al pertenecer a la secta de observadores al acecho, va de cacería, de tratante, de voyeur, sin la necesidad de un salvoconducto, si acaso, de su pluma afilada y certera. Ese es su mayor acierto. Al mostrar la trama oculta, el final amargo y ácido, de una historia de amor no correspondido con las ciudades y entornos de viaje, con su tiempo en tránsito hacia el Kaos.