La vida de Gumaro de Dios Arias es un desgarramiento. Una historia que duele, una lección que supura y empaña los ojos. No se puede tener peor suerte, no es posible estar más lejos de la vida y su dulzura. Gumaro nace, crece y se convierte en un prototipo del destino terrible a que induce la pobreza. Asesino, caníbal, esquizofrénico. Un chico que hacía los mandados de la familia en la bicicleta de su padre se pierde para siempre en una selva de confusiones. Un día lo encuentran junto al cadáver de un hombre al que había asesinado y al cual se estaba comiendo poco a poco. Con un estilo apasionado, Almazán nos arrastra a un mundo que de inmediato se vuelve delirante. Pronto nos vemos atrapados por la forma perfecta en que desarrolla la historia, una manera en que página tras página los personajes están a punto de saltar y tomarte por el cuello. Quiero decir que Gumaro de Dios, el caníbal, los agarrará de las partes nobles y tal vez se queden sin ellas.
Élmer Mendoza