Cubo de Rubik consta de tres partes. La primera contiene crónicas relacionadas a la Ciudad de México, a la vida cotidiana y a la reflexión de sucesos de orden común: tomar una pesera, convivir con amigos, la vida en oficina, los niños, las mascotas, y fenómenos de ese orden.
La segunda se compone de textos que van desde la crónica al relato, en una aproximación a la narrativa. Hay mayor contenido de ficción y juego entre géneros.
La tercera parte, más breve, es un adelgazamiento del lenguaje: a veces en una simple oración quiere decir algo, entre la viñeta, la ficción breve, el aforismo incluso; la voz narrativa toma postura y juzga, enuncia, describe y acota.
Las tres partes del libro están pronunciadas desde el humor, la ironía y una cierta tristeza ante el orden cotidiano e inevitable de la vida diaria. Temas como la vida doméstica, el desamor, la reflexión del ámbito profesional, surgen aquí también pero con menos potencia quizá, puestos en diálogo con temas más apremiantes: la naturaleza humana, los desplantes de sus personajes, la incongruencia de las personas que describe. Pareciera de pronto que intenta antiparábolas o unas parodias tristes, retratos crueles e historias que no tienen final.