Como yo te he querido es la historia de amor entre Concepción Lombardo y Miguel Miramón. Este general, también el presidente más joven que ha regido nuestro país, defendió a Maximiliano con una lealtad irreprochable. En aras de sus ideas sacrificó familia, riqueza y poder.
Concepción lo acompañó a Querétaro y trató, por todos los medios, de salvarlo. Fue inútil. Se topó con la voluntad inflexible de Benito Juárez, a quien los propios conservadores le perdonaron la vida; sin embargo, el benemérito optó por olvidar tales minucias. En el Cerro de las Campanas fusilaron a tres incomprendidos: al emperador, a Mejía y a Miramón. Para premiar la valentía de este último, Maximiliano le cedió el sitio de honor, al centro. Su general murió con un “¡Viva México!” en los labios.
Sabiendo que los liberales tachaban de traidor a su esposo, Concepción se propuso resguardar el nombre de este héroe. Contaba con escasas armas, ya que apenas recibió una educación mediocre. Sin embargo, sus Memorias abarcan más de mil páginas. Sus palabras nos introducen en su intimidad, llena de dicha, sufrimiento, soledad y pasión. Con mano trémula, pero corazón firme, defiende al esposo. Tiene como meta que, en el futuro, nuestra Nación le haga justicia. Ojalá sea así.