No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2018. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.