El relato de Julio comienza en su adolescencia, durante el movimiento estudiantil de 1968, del que es más testigo que protagonista, aunque esos años convulsos lo marcaron. Con el tiempo, desarrolla una filosofía de vida particular, estrictamente personal, y alcanza el éxito como empresario al erigir una empresa que pronto compite con las multinacionales de la industria química.
Julio encarna la vida de su medio y generación: estudios, trabajo duro, un divorcio, ascenso económico logrado a base de esfuerzo y dedicación hasta la llegada de la inestabilidad económica del país y la inseguridad, que experimenta con su secuestro.
La vida cambia para Julio. Sus días de cautiverio, el modus operandi y bajeza de sus secuestradores, con la problemática de Chiapas y el movimiento zapatista como fondo político, muestran el retrato intenso de un México inestable y corrupto de fines del siglo XX.
Con una narrativa ágil y fresca, Camino cuesta arriba no sólo cuenta la vida de un hombre, al par de sus alegrías y tristezas, se revelan los riesgos y obstáculos del mundo de los negocios, y la oscuridad de los caminos de la política, la falta de escrúpulos y la crueldad.