Muy altos son los muros de los que intenta escapar el protagonista, un perico obligado a narrar las locuras de su autor: Adalberto Gutiérrez. El animal revolotea por una vieja casa en el centro de la ciudad de Guadalaajara, donde su ama posee una modesta tienda de abarrotes, que habitan como atrapados en el siglo pasado, presos de la modernidad que impone el siglo XXI y renuentes a abandonar en el olvido una época que dio otra identidad a los mexicanos. Entre la tristeza de una madre enamorada de otro hombre y un hijo cuyo futuro se percibe incierto, el perico a la vez describe el mundo y los sentimientos del escritor tapatío, que de pronto convierten la historia en autobiográfica, para luego volver a las fallidas relaciones amorosas de una familia "pobre pero limpia", que disimula el desencanto de una realidad que nos pinta absurda.
Sebastián Ladeaki