En La constancia de lo invisible las presencias de la memoria se traslucen en un texto poético cargado de esencias y caminos vitales, donde la mescolanza del tiempo y las entidades poéticas dan paso a un viaje lingüístico que la autora construye desde el primer poema y hasta el último.
La poesía de Teresa Cuello ahonda en el signo a través de la memoria que se congela, en remanentes fotográficos que animan el pasado, convirtiendo el presente en un gesto humano que se renueva a cada instante. Cada texto es un relámpago en continuo alumbramiento, asomo de lo que somos y lo que ocultamos.
En el presente poemario no hay asomo a oquedades semánticas: la condensación de un poema reside su unidad. La estructura de cada uno de ellos, desde luego, tiene sus particularidades en la forma de expresión libre y azarosa. En este sentido, cabe decir que la poesía de Teresa Cuello no se apega a una forma; todo lo contrario, atiende y realza un estilo donde la melodía rítmica tiene presencia en la utilización de la coma ausente, porque el espacio tiene significados que se establecen con pausas, remolinos hechos sílabas en rotación y metáforas cuya elipsis desencadena mensajes certeros de la vida –como es–, porque la sencillez y la claridad poética que logra en este libro solamente se consigue a través de los años y la sabiduría de la palabra.