Cuando la luna se apodera del manto estelar, la noche se adueña de nosotros. Al final de cada jornada, los mortales nos retiramos del bullicio esperando, en el fondo del alma, la tranquilidad de una noche serena. Esa paz no es para todos, hay quienes el sueño, a veces, se nos escapa, y nuestros ojos habrán de permanecer abiertos mientras todos duermen.
Mónica García, abre la puerta a estas Historias para noches sin luna, y nos comparte lo que todos hemos vivido: la nostalgia, el miedo, el dolor, el amor, y la esperanza que nos brinda el alba, al entrar por alguna rendija de nuestra ventana.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2014. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.