El Haiku es un destello luminoso y, al mismo tiempo, una resonancia espiritual tan escurridiza como la sustentación de la materia en el espíritu. Escurridiza no por ser inabarcable, sino por poseer, por consciencia propia, la esencia primigenia que conforma el Universo y su manifestación.
El Haiku no entiende de paradojas ni de entonaciones afectadas. Basta su ciencia natural en una impronta de luz profundamente abocada a la contemplación, que remueve las entrañas del contemplador para sentirse "desdoblado" en esa pura luz del ser, a través de una "sensación misteriosa" compartida con las fuentes naturales; tierra, agua, aire, fuego... convergen en una sola Entidad, aquélla que el Haijin (el fabricante inocente de Haikus) muestra porque, realmente, se ha conmovido en un arrobamiento tan natural como místico.
En esta Antología, coordinada por el eminente escritor Ramón Iván Suárez Caamal y un servidor, se alza al Cielo un llamado para que las dos Orillas separadas por el mar, se confieran ahora desde el culto a la belleza, en una idéntica tierra unificada en y por el amor.
José Manuel Guitiérrez Fernández "Ryu"